«¡Ese asiento no es para empleados!» gritó la mujer en el restaurante de lujo.
El golpe de aquella frase siguió flotando entre las lámparas de cristal, como humo que nadie se atrevía a exhalar. […]
«¡Ese asiento no es para empleados!» gritó la mujer en el restaurante de lujo. Leer entrada »













