«¡Guarde silencio o la declaro en desacato ahora mismo!» gritó el juez, golpeando el mazo, sin saber que la abuela de pie frente a él estaba a punto de exponer el mayor error de su carrera.
Doña Beatriz no pidió agua ni ayuda; pidió tiempo, como quien cobra una deuda. El juez, todavía con el mazo […]






